Mi canción roza al otoño
y despunta en un manantial bendito
cerca al rosal en retoño,
que empapa en su tarareo finito.
Mía, porque cala mi llanto
y gotea con sal en mi memoria,
convirtiendo por encanto
mar de poesía, mi humilde historia.
Se hace estación de recuerdos,
de vivencias atrapadas en versos.
Y alienta mis pasos lerdos
evocando el sabor de algunos besos.
Cantar de otoño bruñido.
A su voz no hay soledad en mi vida
ni grietas sufre mi nido…
Mi refugio de luz atardecida.
ISABEL.
19/05/17
No hay comentarios:
Publicar un comentario