La noche de ayer tuvimos
lluvia.
Menuda, sentimental
y caprichosa como niña mimada.
y caprichosa como niña mimada.
Fue una llovizna esquiva
de tenues notas,
de pausas intermitentes.
Sin embargo,
Sin embargo,
así conquistó a la oscuridad
y estimuló mi fantasía.
Quizás era su gozo bajar sumisa
y de puntitas volver a su nube,
ya que se ausentaba
y volvía al canturreo
y volvía al canturreo
esparciendo con mesura,
finísimas hebras de encaje.
Al alba, mágicamente se disipó.
Su exquisita aroma palpita en
el aire
y en el verde paisaje de mi
entorno.
ISABEL
12/06/16
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