Sendero amigo, hoy entre tu verdor
las emociones se volvieron torrente
y arrasaron mi cansancio.
Fuiste oasis para mis suspiros,
una recarga grata de energía.
Y te caminé poquito a poco
para que mi espíritu ermitaño
se empapara de tu hechizo,
para que rozara el esmeralda de tu estampa
y el jade que te deja la lluvia del estío,
para que ante la espesura que te viste,
exclamar como el gran bardo:
— ¡Verde te quiero!
Sí. Lentamente te he cruzado amigo sendero,
cautivada por tu flora en este verano…
Por esa gema verdinegra que se respira,
que palpita entre los helechos y árboles;
en el aire que te circunda y en el mismo suelo.
Amé contemplarte ataviado de gala
mas sólo te pude decir con la mirada:
—Muchas gracias por subyugar mis pasos
con la lozanía de tu
verde paisaje.
ISABEL
26/06/16