En su codicia de amar
constante es mi corazón;
no se cansa, no claudica,
vibra con ritmo y pasión.
Da impulso en su ánimo añejo
su refugio preferido,
el que tallara un abrazo
y es cuenco de su latido.
Nido donde a veces llora,
mas pronto se recupera
y me anuncia decidido
que lo ha de volver hoguera...
Y hará fogata mis sueños,
llamaradas, mis suspiros,
para provocar poemas
de versos enfebrecidos.
¿Yo seré quien los escriba?
¿Debo admitir su obsesión...?
¡Pues que surja el sentimiento
al compás del corazón!
ISABEL
09/03/16
09/03/16
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