Y oprimió con una mano su boca
para calmar la sacudida loca
que florecía al eco del suceso.
Ni el nombre supo de su enamorado.
La mirada elevó hacia el infinito
buscando un lucero, su favorito,
a quien confesaría lo pasado.
Luego se fue a dormir de buena gana.
Algo bello tuvo que haber soñado
para que al alba se haya levantado,
pintando sonrisas en su ventana.
ISABEL.
29/08/15
2 comentarios:
Qué bueno es saber de "aquel beso",
y de que, finalmente, volvió a pintar sonrisas.
Bella poesía, amiga Isabel.
Querido Orlando, aprecio tus comentarios.
¡Gracias!
Publicar un comentario