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El Callejón del Romance. |
El amor es como el ave que asedia con sus trinos. Llega
cantándonos bonito al oído, aletea graciosamente para robarnos el corazón y se
marcha impasible, sin mirar atrás.
Se va
sin importarle lo que su ausencia pueda afectarnos. Pero entretanto, resulta maravilloso vivirlo, saborearlo y alucinar con sus gorjeos.
¡Ay... el amor! ¿Te platico cómo y cuándo lo descubrí?
Ocurrió hace muchas primaveras y quizá de forma casual.
Fue a través de una persiana y en la
figura desgarbada de un muchacho que permanecía en posición de firmes, justo enfrente de mi ventana.
Asombrados, se encontraron nuestros ojos. Pronto mis
labios le dedicaron una leve sonrisa de saludo y él la correspondió, con destellos
de gozo en su mirada; calladamente, a distancia, sus suspiros me besaron las
mejillas. “Este chico —me dije,— embelesa
mi alma, es él, el destinado para que sea, algo más que amigo”.
Ahora que recuerdo,
considero capítulo de novela rosa, ese precioso flirteo que agonizó a los cinco meses. Mi primera ilusión de chamaca…
ilusión inolvidable.
ISABEL.
13/03/15