Aprendí a amar la poesía
con avidez y para siempre.
Deseé recorrer su geografía,
deslizarme por sus
cordilleras;
rozar con estas manos, mis
manos,
la mágica ilusión de su
belleza.
Quise volar por sus vastos
jardines
y me soñaba alondra peregrina.
O una de las flores de sus
campiñas
anhelando ser, aprendiz de
poeta.
Eso lo comenté con la luna
y con el espíritu del silencio
en el desvelo, una noche de
estío.
Inspiración pedí, a la musa de
los astros,
mas ella apuntó, a la lira de
los recuerdos.
Evocando el ayer surgieron
palabras…
Los brotes de mis primeros
torpes versos.
Preludio de añoranzas.
Hoy, cultivo mi amor por la
poesía,
con total libertad… ¡Y con el
alma!
ISABEL
13/08/14
No hay comentarios:
Publicar un comentario