jueves, 5 de junio de 2014

La nube y mi rosa


La risueña mañana de ayer me invitó a que atisbara el zafiro de su cielo. A placer observé la algarabía de las aves, el batir de sus alas desplazándose entre gorjeos para pregonar a los cuatro vientos, sus cariños, sus afanes de vida, y su pasión: La Libertad.

Aprecié, el halo luminoso del Sol. Y entre varias nubes, distinguí una redondita y algodonada, en la que mi imaginación trepó y viajó con regocijo de niña, por esa magna región donde el aire canta y los sueños se convierten en luceros.  Después, al descender de ella, pensé: ¡Qué esponjosa y qué blanca es esta peregrina alfombra!

Tan blanca, como la cal,
como la leche,
la nieve,
el cisne y la sal.

Sin embargo,
más blanca que esa nube,
que la cal,
la leche,
la nieve,
el cisne y la sal,
resulta ella,
únicamente ella:

¡Mi rosa del alba!

ISABEL.
05/06/14

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