Amanece.
Duermen ahora las sombras de la noche,
pero mis párpados aún sueñan contigo.
Pestañean con somnolencia
como al canto de tu voz
o al arrullo de tus brazos.
La luna apagó sus luceros.
Sin embargo, mis ojos permanecen cerrados.
Se resisten a ver el escenario de la realidad,
porque en él tú no estás presente.
Amanece.
Pícaro y jovial, el sol nos saluda;
ceden las miradas a su calidez
y al mover de la vida…
Resignados, mis ojos se agitan
y se abren sonriendo débilmente.
Aceptan reanudar su rutina
al recordar que al fin de la jornada,
te verán en el huerto de mis deseos...
Que allí, anhelante y enamorado,
cada anochecer me esperas.
Irrumpe la alborada.
Silencia con su vivo esplendor, mi sueño...
Mi pasional fantasía.
Mi pasional fantasía.
ISABEL.
15/09/13
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