Cae en forma suave, casi callada,
acariciando el árido paisaje
y a mi alma, que le dice emocionada:
Lloviznita, me encanta tu masaje.
Rocías candor y tu bocanada
huele rico, quizás a tu celaje,
a esa densa espuma blanca perlada.
Pero, ¿bastará a la sed del invierno?
¡Crécete…! Desborda tu canto hermoso,
pon tu lloro sentimental, más tierno.
Y remarca con tu cincel acuoso,
al amor que es mi sueño sempiterno,
para que fluya… limpio y generoso.
ISABEL
01/03/13
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