miércoles, 25 de mayo de 2011

Cosas de la Vida

La sorpresa de este día fue recordarte. Confieso que me propuse evitar que esto ocurriera, la misma tarde de tu partida. Sin embargo, hoy de manera sorpresiva entraste a mi mente y quise analizar el momento de tu adiós.

Pretendía descubrir el motivo por el cual súbitamente te alejaste de mí. Pero de inmediato renuncié a hacerlo. Qué podía averiguar si únicamente dijiste que te ibas. Si hasta evitaste decírmelo de frente, quizá para que no pudiera leer en tus ojos el enfado que llevabas escrito en el alma. Además, mi orgullo me hizo enmudecer y acatar tu decisión de inmediato. Así que, sólo te abrí la puerta para abreviar ese mal momento ybalbucí: "Buena suerte".

Anonadada y confundida te vi partir presuroso, llevándote a cuestas mis sueños, mis anheladas ilusiones. Sentí que mi corazón caía enfermo, que estaba agonizante. Yo ni siquiera me permití el desahogo de las lágrimas. Logré reprimirlas para no provocar tu compasión. Me habías amado tanto, que con reclamos y sollozos no quise retenerte. Tampoco los consideré convenientes para rematar nuestra historia de enamorados.

¡Ah!, pero hoy te recordé sin sentir dolor o coraje, sino con la añoranza que provoca suspiros, al oír desde mi balcón, a alguien que pasó silbando aquella tierna canción, que en otro tiempo nos unió… apasionadamente.

ISABEL.
25/05/11

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