Este amor que brotó entre nosotros
ni en sueños se llegó a presentar;
ha rebasado con creces a otros,
pues es grande y bello como el mar.
Sin duda fue Dios quien ha querido
que a la etapa de nuestra existencia,
brillara la flecha de Cupido
con sutil afán y complacencia.
Y el mañana apreciamos glorioso
porque en Su bondad ha diseñado,
un otoño rebosante en gozo
ese que a ti y a mí, nos ha obsequiado.
Su regalo mágico y bendito
resulta el mejor de los legados;
con él obtendremos lo exquisito:
Reír al ocaso... ¡Enamorados!
ISABEL
12/08/10
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