Inolvidable noche la de anoche.
Concédeme el placer de recordarla,
reviviendo de nuevo aquel derroche,
de sensaciones que hacen adorarla.
Solos, frente a la luna y las estrellas,
y ante un fascinador paisaje agreste,
el brillo de nuestras caricias bellas
engalanó la bóveda celeste.
Ahora, somos uno, vida mía.
Esa crucial vivencia y pensamiento,
nuestros cuerpos selló con armonía,
y radiantes marchamos. ¡Cara al viento!
ISABEL
22/08/10.
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