Al subir por escarpado sendero
bordeado de cardos y mimosas,
me dijiste: "Amor, sin ti desespero,
anhelo tu piel y tu aroma a rosas".
Llegamos a un lugar, para mi suerte,
de singular belleza y solitario,
donde mi fantasía fue abrazarte,
como una monarca de ese santuario.
Los dos, en uno solo nos fundimos
sobre una alfombra de alas y mimosas,
y con locura inmensa nos quisimos,
ante más de un millón de mariposas.
ISABEL
22/10/09
No hay comentarios:
Publicar un comentario