La noche se alarga en mi desvelo. Pareciera que las horas se arrastran deseosas de prolongar su vuelo.
El sueño huyó, pero no los recuerdos. Éstos salen a flote tan sólo abrir el baúl donde con celo y amor los atesoro. Y allí estás tú. Te convertí en uno de ellos para motivar mis ilusiones desde aquella tardecita tibia del mes de abril cuando descubrí que eras un ser real, no producto de mi fantasía.
¿Cómo ocurrió tan admirable suceso? No lo podría explicar. Fue un milagro que nos sorprendió y enmudecimos. Para acercarnos, sólo hubo miradas.
Me vi en tus ojos y éstos me dijeron: Amor, estoy aquí. ¿Me esperabas?
Y los míos te contestaron al instante: Sí, sabía que llegarías a mi vida.
ISABEL.
20/04/09