Mi ayer confiado reía
con risa plena de amor,
gozaba de buen humor
casi a nada le temía.
Distinto vivo el ahora
bajo el luto, ¡qué tormento!
Pues ni el grito ni el lamento
aplacan mi alma que llora.
Duele la melancolía
que acarrea la tristeza.
Y requiero fortaleza...
¡Qué hago amada poesía!
Dime: ¿Cómo se les gana
a los malos pensamientos?
¿Cómo olvido sufrimientos
para vivir sin mañana?
ISABEL
26/08/20