Broté en un arroyo que formó
la lluvia.
Y como el llanto de un niño abandonado
necesitaba unos brazos protectores.
Y hallé ese magnífico refugio.
Fui de mi amado, buena amiga,
cómplice y musa de sus versos;
poema con suspirar en éxtasis,
y caricia bordada de alegría.
Era la flor que aromaba su piel.
Y me apreté a su alma con dulzura
con la sinceridad de ese te quiero
que rimaba siempre en su poesía.
Hoy soy canto legendario
que solfea con los recuerdos,
con viejas ilusiones y pasados abriles.
Soy un pañuelo empapado de nostalgias.
Y como el llanto de un niño abandonado
necesitaba unos brazos protectores.
Y hallé ese magnífico refugio.
Fui de mi amado, buena amiga,
cómplice y musa de sus versos;
poema con suspirar en éxtasis,
y caricia bordada de alegría.
Era la flor que aromaba su piel.
Y me apreté a su alma con dulzura
con la sinceridad de ese te quiero
que rimaba siempre en su poesía.
Hoy soy canto legendario
que solfea con los recuerdos,
con viejas ilusiones y pasados abriles.
Soy un pañuelo empapado de nostalgias.
ISABEL
20/04/19
No hay comentarios:
Publicar un comentario