abrazarla profundamente.
Es cuidar de ella desde la raíz
hasta el último brote.
Amar la vida es
admirar sus hojas,
sus tallos,
su flor y sus rubores.
Amar la vida es
admitir sus espinas
admitir sus espinas
de la misma forma
en que se toma su fruto.
Amar la vida es
respirarla a todo pulmón,
con entusiasmo, con deleite.
Con gratitud.
ISABEL
04/08/18
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