tu obstinación me perturba.
Ataste en el tiempo su recuerdo
para besarlo constantemente
evocando el calor de su cuerpo,
el fuego de sus ojos,
y su jovial sonrisa
que hechizaba mis sentidos.
Y aprendiste a llorar hacia dentro
para no ensombrecer mi mirada,
para sereno preguntarle al ocaso
si va a regresar como el alba.
¡Ay! Pobrecito querer mío
idealizaste una historia sin futuro.
Ya rompe la absurda obsesión
de retocar ese amor del pasado
con el vuelo de sus promesas,
porque se nos está yendo la vida.
La vida actual.
El presente.
ISABEL
05/06/18
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