un gran amor cultivaron.
De ternura lo rodearon,
de caricias desmedidas.
Pero el voluble destino
ordenó decir adiós.
¿Por qué causa? Sabrá Dios.
Fue aquello tan repentino...
Hoy evoco con pesar
los capítulos de gloria
de esa encantadora historia
que mutilara el azar...
Sin mancillar su memoria.
Sin mancillar su memoria.
ISABEL
08/07/14
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