me miraban desafiantes,
eran dos fríos diamantes
revelando mil enojos.
Su frialdad puso cerrojos
o doseles en tu alma…
Lo que me robó la calma
y la ilusión quedó yerta,
congelada, casi muerta,
por poquito y se desalma.
¡Imagínate mi pena!
Desperté sudando frío.
Mi corazón hecho lío
daba brincos en cadena;
latía en mar sin arena,
sin cielo azul... ¡tu mirada!
Aún era madrugada
cuando al sueño condenado
despedí con desenfado.
Y besé tu foto amada.
ISABEL.
17/04/13
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