Ay, corazón ilusionado...
Me da pena llorar contigo.
Contigo, sí, pues me lastima
ser para él su otra realidad.
Qué incómodo es para mi estima,
recibir de amor... la mitad.
Mitad nos ofrece y no acepto,
recobremos ya la cordura.
Todo o nada, es mi precepto.
Pongamos fin... ¡No hay atadura!
ISABEL
28/09/11