miércoles, 10 de diciembre de 2025

La Cena Soñada

Me gusta diciembre y su aliento de escarcha. Respirar su aire frío y ver el vaho de mi respiración mientras camino por la mañana con Fortunata. Me gusta por la promesa de alegría que trae y la dulce melancolía que deja atrás, entre risas y llanto.

¡Ah, qué bello es diciembre! Morelia viste ya brillos de temporada, adornos y luces navideños que, al encender, hacen lucir sus edificios de rosada cantera como postal de un mágico cuento. El ambiente dibuja sonrisas y sacude el desánimo. Todo es placentero, incita a celebrar.

Me fui a dormir con el espíritu navideño prendido a mi ser, y lo que soñé... ¡acarició mi alma!

Me soñé en una casona de espacioso jardín y gran comedor, todo bellamente adornado con flores, esferas y luces navideñas. Llegué del brazo de mi esposo, con nuestros hijos, sus parejas y nuestros hermosos nietos; todos nos veíamos guapísimos, listos para celebrar con familiares, la gran Cena de Nochebuena que mis abuelas habían preparado. Los olores deliciosos de la cocina me embriagaban.

En el jardín, los familiares empezaban a llegar.

Los primeros en aparecer fueron mis abuelos maternos: papá Chilo y mamá Lupe, lucían elegantes y jóvenes. Me abrazaron y besaron con sus sonrisas. A Don Santana y a Doña Isabel, mis abuelos paternos, no los conocía. Ellos vestían ropa abrigadora y sencilla. Me cautivaron con su porte de genuina raza y con el amor con que me envolvieron sus miradas.

Mas tarde, llegaron mis padres. Lucían tan guapos como el día de su boda. Mamá portaba lindo vestido azul turquesa, papá, el uniforme de gala militar. Mis hermanos y sus familias, siempre hermosos, vestían de lujo para la ocasión.

En la sala, adornada con el árbol navideño y un bello pesebre reservado para el Niño Jesús, saludé a primos y primas, a tíos y tías, a parientes que no conocía y que jamás pensé conocer. La convivencia fue cordial, y la ocasión para abrazar a mi sangre como lo deseaba. Con música navideña y la magia del momento, cenamos, brindamos con bebida de frutas y uno a uno fue expresando sus deseos porque reine la paz y el amor en nuestros corazones.

Desperté con los ojos húmedos y con la sensación de haber vivido la Nochebuena más maravillosa.

 ISABEL
10/12/25 

viernes, 5 de diciembre de 2025

Llorando Poesía

Gotas de poesía...
lágrimas de mis anhelos
resbalan en mi silencio. 
 
Son versos del alma mía
que, como hojas en riachuelo,
navegan dispersos.
 
¿Dispersos? ¡Para nada!
Ellos se aprietan, gimen,
luego desgranan sentimientos...
 
Nunca huyen.
Viven cada línea que escribo,
cada emoción, cada que suspiro.
 
Mi poesía no es tristeza.
Es un mar que se desborda
con añoranzas que sollozan.
 
Como las plañideras nubes,
que caen y cantan su lamento,
yo limpio mi cielo llorando versos.
 
ISABEL
05/12/25

martes, 2 de diciembre de 2025

El Sol de una Sonrisa

La sombra es frío y cristal,
pero el diciembre que llega,
seguramente me entrega
una luz sensacional:
 
¡La del sol de una sonrisa
que alumbrará mi universo,
mi camino y cada verso
que la oscuridad eclipsa!
 
Con su calidez de ensueño
fundiré frivolidades,
germinarán mil bondades
y la Navidad que sueño:
 
Un renacer que se arrulla
y reúne a la familia,
la noche que reconcilia,
con abrazos. ¡Aleluya!
 
El frío que se avecina
no me aflige ni es mi cruz,
porque me escolta la luz
de una sonrisa divina.
 
ISABEL
02/12/25

domingo, 30 de noviembre de 2025

Noviembre es Otoño

En mi ciudad, el tranquilo otoño aún exhibe su magia. Transita mostrando su regia vestimenta diseñada en tonos marrón y oro, al cielo azul profundo. al viento que se divierte meciendo los árboles para que caigan sus hojas y convertirlas en hojarasca. Para después levantarla en remolinos y bailar con ella, mientras silba una agitada canción
 
Es seductora la tonada. Me deleito escuchándola al tiempo que inhalo el aroma que van dejando las hojas muertas.
 
Otoño es una estación con gran encanto. Y su encanto es doble cuando lo entrelazo con la memoria. Sí, ahora recuerdo una tarde de noviembre (de eso hace muchos ayeres), cuando mi esposo y yo, por alguna razón fuimos a La Casa de las Artesanías y desde uno de sus balcones, contemplamos extasiados la puesta de sol más bella que jamás habíamos visto.
 
¡Suspiro otoños, noviembres y maravillosos ocasos! ¿Vendrán más a abrazar mis sentidos? ¿Sumaré más calendarios? Es probable. Pero si no, me siento muy afortunada con los que ya  he vivido.
 
ISABEL
30/11/25 

viernes, 28 de noviembre de 2025

Versos con historia

Al nacer,
una caravana de cariño
endulzó mi llegada.
Eso, sin duda, me encantó.
 
Crecí con mimos
y mil cosas lindas.
Sonreía.
¡Qué divertido era vivir!
 
En mi juventud
asomó la rebeldía
y quise volar.
Emigré sin destino.
solo con el deseo
de conocer mi mundo.
 .
Cansada de viajar
volví a casa
y me afané en el trabajo
sin perder mis alas
y sueños de libertad.
 
ISABEL
28/11/25 

martes, 25 de noviembre de 2025

Un dije para mí

Fundiré el oro del amanecer,
y plata pura de la luna llena,
para forjar un colgante,
y una finísima cadena.
 
Un dije, un amuleto astral,
Con la luz del amanecer grabado.
Y el cristal plata de finas gotas
por el arcoíris coloreado.
 
Un Talismán protector
de engarzado dorado,
para atraer lo positivo
y repeler al malvado.
 
Para sonreír y renacer,
con el corazón contento;
para cobijar mi madurez
y vivirla a fuego lento.
 
ISABEL
25/11/25

domingo, 23 de noviembre de 2025

Mi papelerío incómodo

Mi blog isabeleando, guarda un papelerío incómodo: mis primeros versos. Los llamo “verdes”  no por su frescura, sino porque les faltó madurar. Son poemas que quisieron emocionar, pero resultan absurdos; balbucean incongruencias, como si los hubiera escrito una demente. Bueno… estoy un poquito loca, pero aun así, los considero bobos. Como que pretendieron la miel antes de ser fruto, apresurando una metáfora que el tiempo no les había concedido. Al releerlos, me he encontrado con mi yo de entonces, con la torpe soñadora que buscaba un ritmo, sin conocer la cadencia de la tonada.

Sin embargo, decidí conservarlos como borradores; como el mapa más fiel de las etapas internas que me han sacudido. Son las huellas dactilares de una sensibilidad manifiesta desde sus inicios.

Y bien, continúo siendo aprendiz de poeta. Quizá porque solo escribo para ordenar mi caos interior y para distraer la soledad que vivo. Pero si mis palabras lograran despuntar, deseo que sean mis hijos quienes, al leerlas, puedan entender las melodías desiguales que mi corazón ha canturreado. En mis versos bisoños encontrarán el comienzo, la semillita obstinada que pudo haber esperado su momento para no brotar incómoda, pero, total, como dice un refrán: nadie nace sabiendo.

¡Ah! Hijitos queridos: espero que miren mi remedo poético con benevolencia. Es el resultado de mi terquedad y del placer que siento al escribir. No el arte que manejaba tan bien su padre.

ISABEL
23/11/25