A la luz de tu mirada
en mis labios revivía
la sonrisa desmayada,
pues besarlos prometía.
Contemplarme en tus pupilas
era acrecentar mi sueño.
Ellas, mar de aguas tranquilas,
titilaban con mi empeño.
Ah, cómo no enamorarme
y caer en coqueteos
si tus ojos al mirarme
incitaban mis deseos.
Yo confiaba en que tu boca
por fin diría, te quiero.
Pero nada... como roca.
No halló tal frase el tintero.
Te amé sin mediar razones,
eras mi ilusión callada.
La que murió en sus tesones,
y a la luz de tu mirada.
ISABEL
26/04/17